Y… si comenzamos, otra vez.
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Y… si comenzamos, otra vez.

Estamos en un mundo donde queremos que todo permanezca, pero el cambio, lo nuevo, es más rápido; cada día hay algo nuevo por hacer, por descubrir, por aprender, por comenzar, así que quedarnos no es opción.

Todo tiene un inicio y un final, e insistimos en que todo se quede igual, que aburrido, ¿no? Es en este punto donde el miedo nos invade, porque el colectivo nos indica que comenzar está mal (para algunas cosas), que debemos conservar un estatus, aun cuando no sabemos que es lo que queremos, y seguimos en esa línea, porque “es lo que somos”.

Nos preocupamos por situaciones que “debemos” pagar, por lugares que “debemos” visitar, nos encarrilamos en un ritmo, que es “difícil” salirnos, y mucho más difícil empezar en otro ritmo, en otro lugar; eso no se hace, al menos no en nuestro cotidiano. Y cuando vemos a alguien que lo hace, tenemos 2 opciones de vista; una, lo vemos como alguien que se arriesgó, que se expuso demasiado. Dos, lo vemos como alguien valiente, que logra lo que quiere, y hasta llega a ser una referencia personal.

En este momento es donde nos damos permiso de vivir. De comenzar.

Comencemos cambiando la actitud, seamos positivos, quitemos nuestros frenos, o aquello que nos detenga, quitémosle el poder, y lo nuevo puede llegarnos. Es en este punto donde comenzarán los cambios más grandes.

El cambio no es elegir otro coche, cambiarnos de casa, cambiar de trabajo; es algo bueno, y son incentivos a nuestra persona. pero el cambio es interior, es la actitud, es una depuración de lo que no nos suma, es ejecutar todo aquello que queremos y que, sin razón alguna, no lo hemos hecho, no te detengas. El mundo puede ser tuyo.

Hay que saborear el momento, nuestras decisiones, redefinamos el objetivo, la belleza y aquello que perseguimos. Hay que dar y darnos todas las oportunidades.

Nos vamos a sentir extraños, observados, quizá hasta juzgados (pero acaso, no es lo que más les gusta a las personas) pero cuando comencemos el cambio, sinceramente, de corazón, serás una ráfaga que no pueden detener.

No existe nada más arriesgado, que vivir en lo seguro.

Pablo Arribas.

La historia mostrándonos cuantas veces ha comenzado, y siempre lo hace mejor.
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